lunes, 23 de enero de 2017

Victorias silenciosas

Hola a todos!

Recordáis mi última entrada? Esa en la que estaba agobiada por mi estancamiento?
Pues bien, la cosa siguió y consiguió incluso deprimirme.

A la semana siguiente de todo lo que escribí, llegó el día de peso y nueva subida: 1'600 más. Había andado pesándome cada día, después de las comidas libres e incluso por la noche. La noche del viernes cené comida china y me sentí muy hinchada. Dormí mal y estuve muy indigesta hasta el día siguiente, y por supuesto, al pesarme a la otra mañana había engordado. No quise darle importancia, pero ya andaba mosqueada varias semanas. Total, que el domingo otra comida libre, vuelvo por la tarde a casa, me peso, me mosqueo otra vez y ala, a saltarme la dieta. Sigo el lunes bien, martes me peso, no me gusta y ... atracón. Entonces me pasa una cosa curiosa y que no quiero olvidar. Me empieza a doler la cabeza, y me entra una ansiedad horrible. No de comer, sino generalizada. También me tiene que venir la regla, pero estoy convencida de que es cosa del azúcar. No nos damos cuenta de cómo el azúcar nos enferma, es malísima para el cuerpo y la mente. Yo estuve fatal, sentía como que me hundía en el suelo que pisaba y tenía una inestabilidad horrorosa. Decidí entonces que la crono sería mi medicina contra eso. Que me iba fenomenal para estar más estable, más serena y más centrada.

Llega el día de peso y otra vez, los 1'600 kgs que os he comentado. Más depresión, más desgana. Entonces hablo con las chicas de un grupo de adelgazamiento en el que estoy. Y me comentan que todo se debe a andar pesándome cada día y cada noche. Que esconda el peso y lo saque el día de peso oficial. O mejor, que me lo esconda mi marido para que yo no pueda hacer trampas y lo saque sólo ese día. Y lo hacemos. Y funciona. Me siento mejor, más relajada; disfrutando más de mi plan de alimentación. Hago mis comodines sin culpa, como y disfruto. Y un día de mono máximo de pesarme, decido hacerme una foto con la misma ropa que otras que tenía anteriores y comparar, para tener algo a lo que aferrame. Y mirad el resultado:





Entre una y otra foto "sólo" hay dos kilos de diferencia. Parecen muchos más. Así que he dejado de pesarme a diario, y esta semana me noto mucho más deshinchada. Y sobre todo, estoy teniendo en cuenta de lo que se trata. Con la crononutrición se pierde sobre todo volumen, el cuerpo se va moldeando, por lo que lo que importa realmente es el volumen y no los kilos perdidos.

Un beso a todos y seguimos hacia adelante!

Ah! Y una cosa que se me olvidaba: el estrés nos hace engordar, así que fuera obsesiones y fuera autoexigencias. Disfrutad del camino, que es lo realmente importante. Besos!

martes, 10 de enero de 2017

Estancada? O... con la crononutrición se baja como en los aviones?

Hola a todos!

El título de este post es por algo que me ha venido pasando de este tiempo hacia aquí.

En mi última entrada, había vuelto de Berlín y había bajado 1'800 kgs. Pues bien, esa semana siguiente bajé  2'100 más. Casi cuatro kilos en dos semanas, muy contenta con los resultados de la crono. Pero... empecé a descarrilar.

El sábado de esa semana hice la comida libre por la noche. Cené pizza Nachos de Telepizza (es enorme) y Fanta de naranja. Me sentí hinchada después de eso, y al día siguiente pesaba 1'200 kgs más. Me dije que era por la pizza, había comido mucho, y bla, bla, bla... Llegó el día de peso y me quedé igual, pero como tenía que bajarme la regla, lo achaqué a eso. Pasaron dos días, la regla bajó y me volví a pesar: 900 grs menos. Bien!

Al día siguiente, viaje a Murcia. Hice la crono bien durante esos días de estancia allí. Mis dos jokers y todo perfecto. Me fui pesando en el peso de mi madre y la cosa bajaba y subía. Llegué con dos kilos más respecto al peso anterior, bajé al día siguiente, bajé más al otro día, y el día de peso oficial la báscula marcó lo mismo que el sábado: - 900 grs. Yo contenta (al principio le dejé a la báscula el beneficio de la duda, al no ser la misma de casa, pero luego pesé a mi hija y pesaba lo mismo que en casa, así que estaba bien, ya que ella es pequeña y su peso no varía más de 200 o 300 grs.). La semana acabó, volví a casa y ... 800 grs. más. Ya mosqueada con tanta subida y bajada de peso. Me empezaba a cansar de ver siempre los mismos números. Llegó el día de peso, y 700 grs más. Aburrida, deprimida, escamada... Me cansé y el viernes (día de Reyes) comí lo que me dio la gana y me lo tomé de descanso. Recordaba que al principio de hacer dietas, con quince años y por mi cuenta, el estancamiento lo solucionaba así, dándole un susto al cuerpo, como se suele decir.

Llegó el día siguiente de Reyes: 2 kilos más a la saca, pero ya dispuesta a hacerlo bien y a estar tranquila respecto al peso. A no enfadarme si me estancaba, y a darle una oportunidad a la crono y seguir con ella a pesar de tener temporadas de no bajar ni un gramo.

Hoy hace tres días de eso y ya he perdido tres kilos. O sea, estoy otra vez con el peso de antes de irme a Murcia, el mínimo histórico con esta dieta.

Conclusiones: Varias.

- Puede ser que al estar de vacaciones y no moverme tanto mi cuerpo se estancara.
- Puede ser que al perder cuatro kilos en quince días mi cuerpo necesitase hacer un parón y reajustar todo.
- Puede ser que con la crono se baje con bajan los aviones, haciendo bajadas y estabilizándose un poco para volver a bajar.

No tengo ni idea de cual de las tres opciones puede ser la correcta, pero tampoco me importa mucho. Lo que sí sé es que voy a aprender la lección de todo esto y voy a intentar no volver a desesperarme cuando pase por una fase de no perder peso. Vendré aquí y leeré esto de nuevo.

Mientras, dejo fotos de lo que he estado comiendo estos días:


















Un besito a todos!


lunes, 12 de diciembre de 2016

Mi Navidad en Berlín

Hola de nuevo!!

Ya han pasado casi tres semanas desde la anterior entrada, y quiero contar como sigo con la cronodieta.

Después de perder aquellos 2,900 kgs mi peso se "estabilizó". Lo pongo así, entre comillas, porque realmente no pasó eso. Lo que pasó probablemente es que seguí pesándome a diario y está muy mal hecho. Mi peso siguió sin moverse (en tres días) y yo empecé a comerme el coco (que es lo que suelo hacer en estos casos). Dejé la dieta (tonta de mí) e hice un poco el tonto de nuevo.

Mientras tanto, se acercaba la hora de mi viaje a Berlín (he estado seis días) y yo no sabía qué hacer... Mi plan era seguir con la dieta allí. Me lo había programado todo de tal manera que pudiese hacer tres comidas libres y poder comer un poco lo que me apeteciera, sin sentirme restringida. Para los desayunos lo tenía fácil, me encanta el queso y el pan, y no es problema encontrarlos en un buffet de hotel. La merienda igual, chocolate, zumos de fruta, smoothies, dulces navideños hechos con frutos secos, todo eso es fácil de encontrar. Con las cenas lo tenía más complicado. estuve mirando en Internet y al parecer comer pescado en Berlín no es tan fácil... o eso parecía. Total, que mi cabeza era un mar de dudas. Mientras, engordé un poco (un kilo y poquito) y seguía sin saber qué hacer... hasta que llegó la hora de irnos. Me decidí a seguir con la crononutricion allí, el día de antes lo hice perfecto en cuanto a comidas y rumbo hacia allá!

El primer desayuno sin problemas. Me lo llevé al aeropuerto y fenomenal. Hago aquí un aparte para decir que también quería hacer la crono allí porque sabía que aguantaría muchas horas sin hambre y sin cansancio, y eso es fundamental para viajar, creo yo. 
Total, que hice mi desayuno potente a las 9 porque sabía que hasta las 15 o así no comeríamos. 
Hicimos el vuelo, todo bien. Llegamos, nos instalamos, y a comer por ahí. Lo primero que encontramos fue un centro comercial a cinco minutos del hotel. Yo tenía que comer carne e hidratos, pero no fue problema. Quería probar el currywurst, que es muy típico allí, y en el primer puesto de comida dentro del centro comercial lo encontramos, así que voilá! Primera comida salvada:


Quizás llevaba menos carne y más patatas de las deseadas, pero no importaba. Cumplía con los cánones de la crononutrición. 

Después, a pasear por ahí y a ver los mercados navideños. La tentación estaba por todas partes, pero a mí no me preocupaba:






No tenía hambre y habíamos decidido cenar en el hotel, así que me compré esto:


Y me comí la manzana y un poco de chocolate. Me sentí bien y sin hambre ni ansia. Mi día estaba superado.

A la mañana siguiente descubrí el desayuno del hotel, y fenomenal. Tenían queso y pan, así que perfecto. Y también embutidos por si algún día quería desayunar más. El primero comí sólo pan, queso y mantequilla:



Y nada, a patear por ahí.

Después hice cálculos y me tocaba otra vez comida normal, puesto que quería reservar una comida libre para el domingo, que siempre comemos en casa de mi suegra y es más complicado.
Fuimos a McDonalds, y pedía una chicken classic y ocho nuggets. Así cubría la cantidad de proteínas (no tengo foto).

Por la tarde a pasear y seguir viendo cosas y parada técnica en una cafetería muy chula para merendar. Tenían apfelstrudel, que era otra de las cosas que tenía claro que probaría, así que no me lo pensé; merendar alguna vez tarta también entraba en mis planes:


Y para completar la grasa vegetal, unas almendras garrapiñadas que habíamos comprado en un puesto.

Por la noche, otra vez cena en el hotel; mi marido fue a un super cercano y me trajo tres latas de atún y una ensalada de bolsa. El mito de no encontrar pescado en Berlín empezaba a desvanecerse...



Tercer día en Berlín, para entonces, añadí embutido en el desayuno. Me bajé de la maleta un peso digital pequeñito y en mi mesa y tranquilamente pesé el queso, el panecillo y unas cuantas lonchas de embutido. El queso pesaba 95 grs (me corresponden 100 grs), el panecillo 65 grs (me corresponden 70 grs) y el embutido 67 grs (se pueden añadir 100 grs al desayuno normal para mañanas largas). Íbamos bien, en definitiva.

Para comer primera comida libre. Acabamos en un NordSee, que es un restaurante de cómida rápida donde sirven sólo pescado y preparado de muchas maneras (y para entonces ya se pudo ver claro que eso de no poder comer pescado en Berlín como que no...).
Yo elegí merluza con salsa de champiñones y guarnición de verdura:



Y para el postre, parada en el mercado navideño, donde me compré cinco buñuelos (era la oferta). Me comí tres y tomé Glühwein (vino caliente especiado) a medias con mi marido:



Por la noche, sin nada de hambre, decidimos cenar en el centro comercial. Yo no había merendado, así que decidí hacer merienda y con eso ya también la cena. Me llevé unas uvas que teníamos del super, un poco de chocolate del primer día, y me tomé un refresco muy típico allí que consiste en fanta de naranja y cola mezcladas.



Y a dormir tan ricamente.

Cuarto día:

A mi desayuno habitual añadí un huevo duro, aparte del embutido. Yo no los había visto, pero mi marido me lo comentó y aproveché!!

Después de toda la mañana pateando por ahí, a las cinco horas decidimos comer. Segunda comida libre y me apetecía pizza, así que...:



De los cuatro trozos, me comí tres más dos vasos de refresco de manzana. Después dos bolas de helado y un trozo pequeño de un buñuelo que le habían regalado a mi hija. Me quedé petadísima, otra cosa que noto con esta dieta es que como mucho menos, me lleno con muchísima menos comida.

Por la tarde el plan era cenar en el hotel, así que yo decidí comprarme en el mercado una manzana recubierta de chocolate y una especie de brocheta de frutas recubierta de chocolate también. Pues primera dificultad. Mi marido quiso cenar en un italiano que tenía pasta sin gluten (es celíaco) así que le quise dar el capricho, pero no sabía muy bien qué hacer... porque claro, tendría que cenar si me sentaba en la mesa con ellos... 

En la carta de fuera habíamos visto que había ensalada de dorada con verdura. Llevaba mango, pero esto no era problema, se podía quitar... 

Total, que llegamos allí, y... era self service!!!! Con lo cual yo podía merendar y no cenar, que es preferible de todas todas. Miré los postres y encima... tenían sorbete de fresas!!! Inmejorable. Me comí un sorbete y unas almendras garrapiñadas, que aún nos quedaban:



Y tan feliz... Me fui a la cama pensando en lo poco que me apetecían las tentaciones de mi alrededor y lo poco que me estaba costando encontrar soluciones a los imprevistos...

Quinto día:

Desayuno habitual, con mi nuevo mejor amigo, el huevo cocido, y rumbo a Postdam. 

Allí sabía que comeríamos en una creperia que le encanta a mi marido y que yo estaba deseosa de probar.


Pedazo de crep con huevo, bacon, queso y cebollino y un refresco grande de manzana. Sin postre. Yo había pensado comprar algo en el mercadillo, pero mi marido me dijo que no podría, y tenía razón, el crepe llenaba muchísimo.

Para cenar decidimos volver al italiano, y yo ya calculé merendar en la habitación uvas (que aún quedaban) y chocolate.

Así lo hice, pero al llegar al restaurante estaba lleno, así que de nuevo al centro comercial a cenar. Allí las mesas están dispuestas en el centro, y alrededor los puestos de comida, y tú coges comida de donde quieras y te sientas igual, donde te apetezca, así cada uno come lo que quiere.

Yo di una vuelta y vi un puesto de comida asiática, así que como pude, le hice entender a la señora que quería gambas con verdura, pero no con pasta, y sí, fue posible:





Buenísimo. Calentito, me sentó de lujo.

Y llegamos al último día. Mi desayuno con embutido y huevos, y aquí la foto que hice para ilustrarlo:



Y luego a comer en el centro comercial. De nuevo, me hice entender y pedí fricadellen con patatas y currywurst sin ellas:



Como eran muchas patatas, me dejé las que consideraba que sobraban:



Y ya para el aeropuerto, pasando antes por el super para comprar merienda, ya que hasta las 19:30 no aterrizaríamos. Me compré un snickers y unos caramelos de chocolate.

Al llegar, cena en casa. Un poco de lechuga, una lata de atún y otra de mejillones.

Y el resultado de todo esto? -1,800 kgs. Felizzzzzz!!!!!!!!

Y eso que las tentaciones alrededor eran muchas:


Pero no pasé ansiedad ni hambre, no tuve bajones de azúcar, no sentí cansancio sino el normal del final del día... 

La crononutrición es maravillosa!!!!!!!

jueves, 24 de noviembre de 2016

El porqué de este blog

Hola a todos!!

Mi primera entrada se llama así porque quiero explicar porqué un blog sobre la cronodieta, o la crononutrición, como sería más correcto llamarla, y porque tengo otros dos blogs y todas las primeras entradas se titulan así.

Empiezo este blog con la intención de hablar de la crononutrición y darla a conocer un poco. Yo la descubrí por un libro publicado aquí es España titulado Adelgazar a medida gracias a la crononutrición, del doctor Alain Delabos:



Para ser sincera, no he conocido este método de adelgazamiento ahora. Lo descubrí en el año 2007 en un foro pequeñito, y me hice con el libro. Lo estuve siguiendo durante un mes y perdí 2 kilos y pico... no recuerdo si fueron 2,800 o 2,600... El caso es que me iba bien, pero llegaron las Navidades, me desmadré y... nada que alguien que ha hecho dieta no sepa...
Total, que lo abandoné y me olvidé de él...
 Ahora han pasado casi diez años, y tengo una obesidad considerable, fruto de dietas estrictas y atracones a consecuencia de ellas. Mi tensión estaba un poco alta hacía ya más de un año (14/9), y yo intentaba ponerme a dieta y no conseguía nada, me moría de hambre. Además, soy comedora compulsiva (a causa de las restricciones por tanta dieta) y cada vez me costaba más ponerme y hacerlo bien. Y todo era una bola que cada vez se iba haciendo más y más grande...

Hasta que me acordé de este método. Rescaté el libro, me apunté a un par de grupos en Facebook (todos franceses, es su país de origen tiene mucha aceptación) y me puse a ello. Tengo que decir aquí que influenciada por un par de personas con cuentas en Instagram que habían mejorado su salud con dietas altas en proteínas y grasa, pero de eso hablaré luego, baste decir que yo ya venía pensando que quizás era la solución, y no andar contando calorías y muriéndome de hambre por ingerir demasiados carbohidratos y no llegar al mínimo de calorías para subsistir.

Total, que hace tres semanas me puse a ello.

El primer día empecé haciéndolo un poquito mal a la merienda. Se supone que debemos ingerir azúcar y grasa vegetal en la misma, pero nada de harinas, ni proteínas animales. Y yo tuve merienda con unas mamás del cole (tengo una niña de seis años) y comimos tartas variadas y un té. Pero no hubo problema, al día siguiente me pesé, y había bajado un kilo, con lo cual ya sabía que iba bien (conozco mi cuerpo y sé como responde ante una dieta u otra). Seguí esa semana bien, mi peso fue bajando a diario (no es algo que recomiende, pesarse a diario, pero cuando empiezo una dieta tengo que hacerlo para asegurarme de que no estoy perdiendo el tiempo) y empecé a notar cosas positivas. Me cansaba muchísimo menos, mi energía era estable y duraba todo el día sin bajones, dormía mejor... incluso me tomé la tensión una vez y me dió 15/8... pero tenía miedo. Miedo a comer tantas proteínas. (es una dieta hiperproteica). Así que llegó el día de pesaje: - 2 kilos. Y yo contenta, pero con un poco con miedo.

Otra cosa que empezó a preocuparme fue el estreñimiento. De momento para mí es el defecto de esta dieta, te estriñes mucho. Aunque después de probar varias cosas, he dado con la solución, pero hace tres semanas estaba un poco mosqueada por ello.

Total, que la segunda semana la pifié pero bien pifiada. Me la salté un día. Me pesé al día siguiente y no había cogido mucho peso. Era una buena noticia y me dio esperanzas, pero no fue suficiente. Me costó mucho volver al redil, llegó el fin de semana... y todo al traste. Engordé 1, 400 y de nuevo deprimida y muy de bajón por mi obesidad. Pero rescaté algo bueno de ese finde de bacanal alimenticia. Fuimos a comer a un restaurante y me puse a mirar los platos de carne. A mí "no me gusta" la carne (con la dieta se come carne a mediodía), nunca pido nada de carne roja ni similar, y nunca miro esa sección de la carta. Pues bien, me apetecía mucho comer carne, es más, mi cuerpo lo pedía. Y supe que algo estaba cambiando. Pedí solomillo de cerdo y me sentó de lujo, y además, no tuve ganas de comer postre, me sentía muy llena. Y eso era muy raro en mí...

Aquella semana terminó desastrosamente (dietilmente hablando) Engordé, como ya he dicho, 1,400 y me decidí a comer sano sin más y olvidarme de dietas. Llegó el primer día y me descubrí queriendo desayunar como en la cronodieta. Y pensé... Porqué no? Y analizé mis miedos... miedo a comer demasiadas proteínas, miedo a subir el colesterol, miedo a que no baje mi presión arterial... Solución? Pues probar en mis propias carnes. Autoexperimentación, que le llaman. Si no probaba, nunca sabría como me iría a mí, ni si la dieta me haría más mal que bien o al revés. Me dejé los miedos a un lado y me prometí que a los meses me haría una analítica y listo.

Y comencé esta tercera semana. Y a las puertas de la regla. Resultado: - 2, 900 kilos. Sin ansiedad. Ni hambre. Energía a tope. Y... me he estado tomando la tensión. Y para mí el mejor regalo: 12/8, 13/7 y 13/8 en días sucesivos y a la misma hora.

Estoy feliz. Sé que mi tensión no ha bajado por los kilos perdidos (apenas 4 de los 60 que tengo que perder), sino por mi forma de alimentarme. Le he perdido el miedo a las proteínas y a la grasa, y sé que mi analítica futura saldrá bien (si no es así, le pondré remedio). He pasado una semana muy buena, mi ansia por la comida ha desaparecido. El monstruo se ha ido.
He estado en un cumple infantil y no he querido comer tarta ni toda la mesa de la merienda. He estado en Pans & Company y me he tomado un smoothie de frutas porque no tenía hambre. He ido al cine y he disfrutado la película y me he concentrado en ella, no en los dulces que llevaba en mi bolso en anteriores ocasiones. No me he sentido atrapada en la sala como un animal inquieto, ni me he sentido aburrida, ni con ganas de subirme por las paredes, o de salir de allí...

Y eso es todo por el momento, que no es poco. Os he contado mi comienzo con la crononutrición, y a partir de ahora, haré entradas diarias o cada dos días para contar lo más significativo de ese día. También pondré recetas y fotos de mis comidas.

Gracias por escuchar mi historia. Aún me quedan muchos kilos que perder y lo voy a hacer con la crononutrición. Me acompañas?