Hola de nuevo!!
Ya han pasado casi tres semanas desde la anterior entrada, y quiero contar como sigo con la cronodieta.
Después de perder aquellos 2,900 kgs mi peso se "estabilizó". Lo pongo así, entre comillas, porque realmente no pasó eso. Lo que pasó probablemente es que seguí pesándome a diario y está muy mal hecho. Mi peso siguió sin moverse (en tres días) y yo empecé a comerme el coco (que es lo que suelo hacer en estos casos). Dejé la dieta (tonta de mí) e hice un poco el tonto de nuevo.
Mientras tanto, se acercaba la hora de mi viaje a Berlín (he estado seis días) y yo no sabía qué hacer... Mi plan era seguir con la dieta allí. Me lo había programado todo de tal manera que pudiese hacer tres comidas libres y poder comer un poco lo que me apeteciera, sin sentirme restringida. Para los desayunos lo tenía fácil, me encanta el queso y el pan, y no es problema encontrarlos en un buffet de hotel. La merienda igual, chocolate, zumos de fruta, smoothies, dulces navideños hechos con frutos secos, todo eso es fácil de encontrar. Con las cenas lo tenía más complicado. estuve mirando en Internet y al parecer comer pescado en Berlín no es tan fácil... o eso parecía. Total, que mi cabeza era un mar de dudas. Mientras, engordé un poco (un kilo y poquito) y seguía sin saber qué hacer... hasta que llegó la hora de irnos. Me decidí a seguir con la crononutricion allí, el día de antes lo hice perfecto en cuanto a comidas y rumbo hacia allá!
El primer desayuno sin problemas. Me lo llevé al aeropuerto y fenomenal. Hago aquí un aparte para decir que también quería hacer la crono allí porque sabía que aguantaría muchas horas sin hambre y sin cansancio, y eso es fundamental para viajar, creo yo.
Total, que hice mi desayuno potente a las 9 porque sabía que hasta las 15 o así no comeríamos.
Hicimos el vuelo, todo bien. Llegamos, nos instalamos, y a comer por ahí. Lo primero que encontramos fue un centro comercial a cinco minutos del hotel. Yo tenía que comer carne e hidratos, pero no fue problema. Quería probar el currywurst, que es muy típico allí, y en el primer puesto de comida dentro del centro comercial lo encontramos, así que voilá! Primera comida salvada:
Quizás llevaba menos carne y más patatas de las deseadas, pero no importaba. Cumplía con los cánones de la crononutrición.
Después, a pasear por ahí y a ver los mercados navideños. La tentación estaba por todas partes, pero a mí no me preocupaba:
No tenía hambre y habíamos decidido cenar en el hotel, así que me compré esto:
Y me comí la manzana y un poco de chocolate. Me sentí bien y sin hambre ni ansia. Mi día estaba superado.
A la mañana siguiente descubrí el desayuno del hotel, y fenomenal. Tenían queso y pan, así que perfecto. Y también embutidos por si algún día quería desayunar más. El primero comí sólo pan, queso y mantequilla:
Y nada, a patear por ahí.
Después hice cálculos y me tocaba otra vez comida normal, puesto que quería reservar una comida libre para el domingo, que siempre comemos en casa de mi suegra y es más complicado.
Fuimos a McDonalds, y pedía una chicken classic y ocho nuggets. Así cubría la cantidad de proteínas (no tengo foto).
Por la tarde a pasear y seguir viendo cosas y parada técnica en una cafetería muy chula para merendar. Tenían apfelstrudel, que era otra de las cosas que tenía claro que probaría, así que no me lo pensé; merendar alguna vez tarta también entraba en mis planes:
Y para completar la grasa vegetal, unas almendras garrapiñadas que habíamos comprado en un puesto.
Por la noche, otra vez cena en el hotel; mi marido fue a un super cercano y me trajo tres latas de atún y una ensalada de bolsa. El mito de no encontrar pescado en Berlín empezaba a desvanecerse...
Tercer día en Berlín, para entonces, añadí embutido en el desayuno. Me bajé de la maleta un peso digital pequeñito y en mi mesa y tranquilamente pesé el queso, el panecillo y unas cuantas lonchas de embutido. El queso pesaba 95 grs (me corresponden 100 grs), el panecillo 65 grs (me corresponden 70 grs) y el embutido 67 grs (se pueden añadir 100 grs al desayuno normal para mañanas largas). Íbamos bien, en definitiva.
Para comer primera comida libre. Acabamos en un NordSee, que es un restaurante de cómida rápida donde sirven sólo pescado y preparado de muchas maneras (y para entonces ya se pudo ver claro que eso de no poder comer pescado en Berlín como que no...).
Yo elegí merluza con salsa de champiñones y guarnición de verdura:
Y para el postre, parada en el mercado navideño, donde me compré cinco buñuelos (era la oferta). Me comí tres y tomé Glühwein (vino caliente especiado) a medias con mi marido:
Por la noche, sin nada de hambre, decidimos cenar en el centro comercial. Yo no había merendado, así que decidí hacer merienda y con eso ya también la cena. Me llevé unas uvas que teníamos del super, un poco de chocolate del primer día, y me tomé un refresco muy típico allí que consiste en fanta de naranja y cola mezcladas.
Y a dormir tan ricamente.
Cuarto día:
A mi desayuno habitual añadí un huevo duro, aparte del embutido. Yo no los había visto, pero mi marido me lo comentó y aproveché!!
Después de toda la mañana pateando por ahí, a las cinco horas decidimos comer. Segunda comida libre y me apetecía pizza, así que...:
De los cuatro trozos, me comí tres más dos vasos de refresco de manzana. Después dos bolas de helado y un trozo pequeño de un buñuelo que le habían regalado a mi hija. Me quedé petadísima, otra cosa que noto con esta dieta es que como mucho menos, me lleno con muchísima menos comida.
Por la tarde el plan era cenar en el hotel, así que yo decidí comprarme en el mercado una manzana recubierta de chocolate y una especie de brocheta de frutas recubierta de chocolate también. Pues primera dificultad. Mi marido quiso cenar en un italiano que tenía pasta sin gluten (es celíaco) así que le quise dar el capricho, pero no sabía muy bien qué hacer... porque claro, tendría que cenar si me sentaba en la mesa con ellos...
En la carta de fuera habíamos visto que había ensalada de dorada con verdura. Llevaba mango, pero esto no era problema, se podía quitar...
Total, que llegamos allí, y... era self service!!!! Con lo cual yo podía merendar y no cenar, que es preferible de todas todas. Miré los postres y encima... tenían sorbete de fresas!!! Inmejorable. Me comí un sorbete y unas almendras garrapiñadas, que aún nos quedaban:
Y tan feliz... Me fui a la cama pensando en lo poco que me apetecían las tentaciones de mi alrededor y lo poco que me estaba costando encontrar soluciones a los imprevistos...
Quinto día:
Desayuno habitual, con mi nuevo mejor amigo, el huevo cocido, y rumbo a Postdam.
Allí sabía que comeríamos en una creperia que le encanta a mi marido y que yo estaba deseosa de probar.
Pedazo de crep con huevo, bacon, queso y cebollino y un refresco grande de manzana. Sin postre. Yo había pensado comprar algo en el mercadillo, pero mi marido me dijo que no podría, y tenía razón, el crepe llenaba muchísimo.
Para cenar decidimos volver al italiano, y yo ya calculé merendar en la habitación uvas (que aún quedaban) y chocolate.
Así lo hice, pero al llegar al restaurante estaba lleno, así que de nuevo al centro comercial a cenar. Allí las mesas están dispuestas en el centro, y alrededor los puestos de comida, y tú coges comida de donde quieras y te sientas igual, donde te apetezca, así cada uno come lo que quiere.
Yo di una vuelta y vi un puesto de comida asiática, así que como pude, le hice entender a la señora que quería gambas con verdura, pero no con pasta, y sí, fue posible:
Buenísimo. Calentito, me sentó de lujo.
Y llegamos al último día. Mi desayuno con embutido y huevos, y aquí la foto que hice para ilustrarlo:
Y luego a comer en el centro comercial. De nuevo, me hice entender y pedí fricadellen con patatas y currywurst sin ellas:
Como eran muchas patatas, me dejé las que consideraba que sobraban:
Y ya para el aeropuerto, pasando antes por el super para comprar merienda, ya que hasta las 19:30 no aterrizaríamos. Me compré un snickers y unos caramelos de chocolate.
Al llegar, cena en casa. Un poco de lechuga, una lata de atún y otra de mejillones.
Y el resultado de todo esto? -1,800 kgs. Felizzzzzz!!!!!!!!
Y eso que las tentaciones alrededor eran muchas:
Pero no pasé ansiedad ni hambre, no tuve bajones de azúcar, no sentí cansancio sino el normal del final del día...
La crononutrición es maravillosa!!!!!!!